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sábado, 18 de febrero de 2012

Nuestras lágrimas, las lágrimas de Pedro

Las lágrimas de Pedro

Pintura de El Greco

¿Cuánta culpa vivimos?
¿Cuántas veces asumimos culpas propias y ajenas?
¿Cuántas veces siendo perdonados, no nos perdonamos a nosotros?
¿Cuántas veces nos piden perdón y diciendo que sí, en verdad guardamos desconfianza?
¿Cuántas veces arrastramos nuestra vida por la culpa?

Esta conmovedora pintura del momento del dolor que atraviesa a San Pedro, luego de haber negado a Jesús, me trae a mi vida, las mismas lágrimas. 

Ese dolor que siente, que sentimos en nuestro corazón aún habiendo sido perdonados ya para los que no creen: por un hermano, amigo, esposo, compañero; ya por Cristo a través del sacerdote: para los que sí tenemos fe en Él como nuestro Redentor y Salvador, cuando hemos cometido una falta, o actuado mal en algún sentido.

La culpa. Vivimos cargando culpas. Y en ellas arrastramos nuestra vida. Aún siendo perdonados no podemos dejarlas atrás. Siempre aparecen presentes. Siempre les permitimos arruinen la vida que Dios quiere regalarnos. La culpa mata el amor de Dios en nosotros. No le permite obrar su salvación. No le deja que experimentemos su amor infinito.

Pero Pedro, corriendo al lado de Jesús, luego de enjugarse las lágrimas por haberlo negado y siendo perdonado, vive el gozo de esa vida nueva a la que Jesús lo lleva.

Pedro, mi querido Pedro enséñanos a dejar atrás el calvario de nuestras culpas, y vivir el gozo del perdón que el amor de Cristo nos ofrece y nos da.

Pedro, que la contemplación de tus lágrimas en la pintura de El Greco que resumen todo el dolor de haber no comprendido las palabras de Jesús aún sabiendo pero sin llegar a comprender la magnitud del Dios que tenías delante, nos atraviese también a nosotros, y podamos continuar caminando, levantando nuestros ojos hacia Él, para correr a sus brazos y llevar ese mismo amor que experimentaste en ese momento a todos los que creyentes o no aparezcan y se crucen en nuestro camino. Así sea por un instante.


SANTA MARÍA DE BETANIA

 Santa María y Santa Marta con Jesús

Pintura de Jan Vermeer Van Delft

Hay mucho escrito sobre Santa María de Betania. Desde el punto de vista de la investigación de la Iglesia Católica, María la hermana de Lázaro sería la misma que enjugó con sus lágrimas los pies de Jesús y luego los ungió con el mejor perfume que disponía, cumpliendo no sólo con los honores de hospitalidad que eran norma en la tradición del pueblo judío ante un visitante cuando éste ceno en casa de ellas y su hermano Lázaro, sino reconociendo en él al Hijo de Dios, al Ungido de Dios, al Mesías y Salvador. Uniéndola así a María Magdalena, quién en definitiva no sería otra que la misma María hermana de Lázaro. Pero confundiéndola con la mujer pecadora que habiéndose enterado que Jesús iba a comer en casa de un fariseo, llegó, cayó a sus pies, y mientras lloraba intentaba secarlos con sus cabellos y luego ungirlos con perfume que llevaba.

Cómo no soy una investigadora ni especializada en las escrituras, no pudo decir si María de Magdala es María de Betania o María de Magdala es la mujer pecadora rescatada de su pecado por su Fe en Cristo.

Me inclino a tratar de extraer de estos pasajes a los que el Evangelio hace referencia, su actitud, su entrega, su amor y su disposición. Y contemplando el cuadro del maestro Jan Vermeer Van Delft sobre lo acontecido antes de la cena en casa de Lázaro con Santa María, Santa Marta y Jesús, me viene al alma una experiencia de calma, de sosiego, de paz. 

Ante la contemplación y recordando el pasaje y las palabras de Jesús a Marta, experimento el mismo llamado que debió haber sentido Marta de parte de su Señor. Mientras recapacitando en mi obrar, siento el llamado de Dios al encuentro con él a través de la oración, escucha de la Palabra de quién vino para enseñarnos El Camino de la Reconciliación al que estaba dispuesto el corazón de María hermana de Lázaro.

Se llena mi corazón de la serenidad del gozo de saber que Jesús, ya Cristo hoy para nosotros, nos modifica como a Marta y a María con su infinito amor. Aún cuando señala El Camino y el seguimiento del que anhela ser Discípulo verdadero del Mensaje de Dios. 

María de Betania deja crecer en ella lo que había sido dado por Gracia, el don de la fe, y en el gesto de la unción no sólo está el reconocimiento de su Señor y Salvador en Jesús, al Hijo de Dios, sino, también algo que muchas veces por lo menos a mi se me escapa: la disposición a través de la escucha de seguirle en la aventura de la salvación que Dios tiene soñada para toda su creación.

ORACIÓN POR INTERCESIÓN DE SANTA MARÍA DE BETANIA

Tú, que ungiste con tu llanto y el mejor perfume los amados pies de Jesús, se nuestra intercesora para que aprendamos a disponer de nuestro tiempo, haciendo un tiempo para estar con Él. Santa María de Betania, hermana de Marta y de Lázaro, ayúdanos a ser verdaderos testimonios del amor de Cristo, siendo capaces de atravesar por el dolor de las pérdidas humanas sabiendo que Cristo vivo está y con él toda la humanidad.
Que así como llama ardiente que atravesó tu corazón, su amor atraviese el nuestro y seamos cristos para nuestros hermanos y verdaderos testigos de su Resurrección.

Santas Marta y María Magdalena

Santas Marta y María Magdalena

Pintura del Maestro Caravaggio

Hermosa pintura del maestro Caravaggio.
Marta de Betania, la hermana de Lázaro y María de Magdala, o María Magdalena juntas en un diálogo que sólo podemos imaginar a través de nuestro corazón, sentadas en una misma mesa.

Marta de Betania es hermana de María y Lázaro. Y María de Magdala es la discípula de Jesús a la que le son perdonados todos sus pecados por la fe que movió a su corazón a descubrir en Jesús al Hijo de Dios y al Mesías, su Señor.

En esta representación si miramos la pintura en su conjunto, vemos que el maestro Caravaggio las pone en igualdad de condiciones. Ambas vestidas con ropajes similares y ambas sentadas en una misma mesa.

Trasciende en ellas el mensaje de Cristo. Todos somos llamados. Todos somos amados por el Padre. Y es nuestra fe y nuestra confianza depositada en ese amor que Él muestra y señala, lo que nos redime y salva.

Nadie está libre de pecado, porque nadie está libre de no poder amar. 

En Marta, los Evangelios nos cuentan que estando Marta y María, llegado Jesús, es María la hermana de Lázaro la que va tras lo trascendente, poniéndose a los pies de Jesús y sentada, dispuesta a escuchar la palabra del que Salva; mientras Marta su hermana, le recrimina a Jesús que no le diga nada a María, siendo ella la que está haciendo todas las tareas mientras María sólo está a sus pies escuchando.

Más será Marta la que cuando muerto su hermano, Jesús llega, la que ante el signo de resurrección que habrá de hacer Jesús, confiesa su fe y lo proclama el Hijo de Dios Vivo.

Mientras María de Magdala o María Magdalena, es llevada por lo que experimenta en su corazón, lo que la convierte en discípula de Jesús. Al igual que Marta y María las hermanas de Lázaro, María Magdalena confía plenamente en el amor del que Jesús es expresión perfecta del Amor del Padre.

Podemos imaginar el diálogo de Marta y María Magdalena, podemos sentir el mismo amor que ellas experimentaban hacia Jesús, podemos reconocer a través de esa mesa que las une, un signo de salvación de Cristo. Ese amor de Cristo que movió a sus corazones a seguirlo como su Maestro, Señor, y Salvador.

Marta hermana de Lázaro y María Magdalena ejemplos de apostolado. Ejemplo de discipulado. La una servicial, hospitalaria (Marta), la otra: entregada totalmente su confianza al amor de Jesús, reconociendo ambas en Él al Hijo de Dios. 

El servicio, la hospitalidad y la confianza nacida del amor que surge de sentirse amadas por el amor infinito de Dios, nos hablan del camino del apostolado. De cómo debemos dejarnos llevar en ese amor de Dios a ser discípulos del Cristo

SANTA MARTA

Conmemoración de Santa Marta: 29 de julio en occidente y 4 de junio en Oriente
Su patronazgo es a todo lo que tiene relación con la Hospitalidad y el servicio.

Intercesora también de todos aquellos que desde sus tareas más cotidianas y menos vistas pueden llevar la Buena Nueva de Dios, su amor para todos y la Salvación en Cristo.



SANTA MARÍA MAGDALENA

Conmemoración de Santa María Magdalena: 22 de julio
Intercesora de todos aquellos que son sometidos por la esclavitud del deseo carnal

Pero también de todos los que proveen a los servidores de Cristo en sus misiones si tomamos en cuenta que ella fue quién proveyó hasta materialmente a los apóstoles en sus misiones de evangelización.


Pintura del maestro José de Ribera

ORACIÓN POR INTERCESIÓN DE SANTA MARTA Y SANTA MARÍA MAGDALENA

Que por vuestro reconocimiento del Hijo de Dios y la experiencia del amor infinito del Padre que Él mismo ofrendaba con su vida, nos lleve a movernos en el Espíritu Santo a ser apóstoles de la Buena Nueva: El amor de Dios es para todos. Y sólo podemos entregarlo reconociéndonos que por su amor, todos seremos completados a pesar de nuestras limitaciones, errores y pecados.Santa Marta hermana de Lázaro, Santa María Magdalena intercedan ante Cristo para que cada hija e hijo suyo, le reconozca y le sirva allí donde se encuentre, procurando con nuestros actos y vida mostrar cuan profundo es su amor por todos. Y movidos por el Espíritu Santo ser partícipes de una nueva humanidad que se levanta de entre sus escombros y vive ya en Cristo el Reino de Amor del Padre que rompe las cadenas que nos oprimen,sirviendo con amor y generosidad. Proveyendo incluso materialmente a los Discípulos de Cristo en la evangelización a través del servicio. Amén.



SANTA LUCÍA, aprender a mirar

Santa Lucía

El juicio de Santa Lucía

Pintura del maestro Lorenzo Lotto

Conmemoracíon: 13 de diciembre

Lucía, nació en Siracusa, de padres acomodados y nobles. Educada en la fe cristiana, Lucía desde niña había experimentado un profundo amor por Cristo, consagrándose a Él y asumiendo el voto de la virginidad con la esperanza de llegar a los esponsales con aquél que era fuente de su más inmenso amor: Cristo.

Muerto su padre, Lucía queda junto a su madre. Su madre de nombre Eutiquía, estaba enferma. Y llegada la edad prometió a su hija a un joven pagano. Lucía desespera frente a esta situación, pero su fe y confianza es mas grande que su desesperación. Ella confía en Dios y espera en Él su rescate.

Así es como Lucía, pide a su madre que vayan a la tumba de otra santa: Águeda de Catania, y le ruega a su madre que si estando en la presencia de la tumba de Santa Águeda ella se cura, la liberara del compromiso que había asumido de casarla con ese joven. Así lo hizo la madre cuenta la tradición.

Pero no sería tan fácil sortear el compromiso asumido. El joven no acepta la ruptura y la denuncia ante el procónsul de la época Pascacio de ser cristiana. Eran tiempos del Emperador Diocleciano.

Lucía sabía lo que esto significaba. Pero su confianza y amor a Cristo eran más fuerte que todo lo que pudiera estar sucediendo. Y con esa confianza, habiendo perdido sus ojos al entregárselos al que era su prometido, cuando se enfrenta ante el Tribunal que ha de juzgarla, Lucía "ve" todo cuanto hay a su alrededor.

Se la representa sosteniendo una bandeja de plata donde están colocados sus dos ojos, símbolo de la entrega que dio a su prometido al saber que lo que éste más admiraba en ella eran sus ojos, pidiéndole que luego de dárselos, le permitiera consagrar su vida a Dios.

Desde entonces, Lucía, cuyo nombre significa "portadora de Luz", es considerada patrona de los que no ven, entre otros patronazgos que luego se han ido asumiendo.

Pero quiero detenerme en su nombre y lo que sucedió en el Tribunal donde compareció. Lucía: portadora de Luz. Su amor y la gran capacidad de recepción del amor de Cristo en ella, la hicieron ser portadora de esa Luz. Lucía en sí misma portaba la Luz del amor de sus amores. Tal como en el Cantar de los Cantares, la esposa busca a su amado, Lucía comprende y sigue desde muy niña el llamado que experimenta de Dios.

Y su entrega no puede en ella ser a medias, su entrega es total y lo demuestra en la confianza plena que siente hacia Dios.

Así es que Dios haciendo un nuevo signo a través de ella, permite que vea aún sin los ojos del cuerpo humano. Lucía ve, a través, de los ojos del amor de Cristo. Y esto impacta a los presentes.

Hoy Lucía nos lleva a replantearnos nuestra manera de ver. Hoy nos quiere llevar a "ver" con los ojos de la Confianza depositada en el inmenso amor de Cristo.

En un mundo tan confundido, dónde nos es tan fácil equivocar los signos del amor, Lucía, nos lleva a través de los ojos de Cristo a ver y experimentar el Verdadero Amor del Padre.

Ella expresa en las dificultades de vivir el llamado de Cristo, una rebeldía sana. No violenta. Aún cuando ella saca sus ojos humanos, en una época muy distinta pero sin embargo parecida a la de hoy, donde somos juzgados por un mundo que no entiende el amor de Dios y castiga al que lo vive, no es en un acto de violencia, sino de la más absoluta confianza. Sabe del Amor de Dios hacia ella y confía en que verá a través de los ojos de aquél al que ama con todo su ser: Cristo. Su mirar será nuevo y todos podrán participar de su fe.

ORACIÓN A SANTA LUCÍA
El entierro de Santa Lucía

Pintura del maestro Caravaggio

Al amor de los amores, por quién tu vista entregaste para que por Él pudieran ver los que no ven, te rogamos nos enseñes a abrir nuestro corazón, capaz de llegar a tal grado de confianza, de desear ver cuanto nos rodea no con nuestros ojos limitados, aprendiendo a ver con los ojos del amor infinito de Cristo. Que ese nuevo mirar nos lleve a esta humanidad a "ver" en los signos de cada día el amor infinito de Dios hacia todas sus criaturas, siendo co-partícipes con Él de crear un mundo en el que su Reino de Amor sea capaz de derribar las fronteras de la segregación, el racismo, la esclavitud, el odio, la perversidad, en definitiva la falta de vivir el amor de Dios. Por tu intercesión te rogamos, que Dios haga en nosotros lo que en ti nació desde lo más profundo de tu corazón. Amén.