ADVOCACIONES MARIANAS

CANTOS A TODAS LAS ADVOCACIONES DE MARÍA

Advocación mariana


Una advocación mariana es una alusión mística relativa a apariciones, dones o atributos de la Virgen María. La Iglesia Católica  reconoce innumerables advocaciones en torno a la figura de la madre de Jesús, a las cuales se rinde culto de diversas maneras. Comenzaremos por:
  

LA ANUNCIACIÓN


Pintor LEONARDO DA VINCI

En la Sagrada Escritura, aparece ya referencia a este momento que se dará muy posteriormente en el tiempo, cumpliendo así la promesa que Dios anuncia al profeta y por él a su pueblo.

Isaías 7, 10-14; 8, 10

Volvió Yahveh a hablar a Ajaz diciendo: " Pide para ti una señal de Yahveh tu Dios en lo profundo del seol o en lo más alto". Dijo Ajaz: " No la pediré, no tentaré a Yahveh". Dijo Isaías: "Oid pues, casa de David: ¿Os parece poco cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios?.

Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: " He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel."

Miqueas 5, 1-4a



Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel queha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño. Por eso él los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. El se alzará y pastoreará con el poder de Yahveh, con la majestad del nombre de Yahveh su Dios. Se asentarán bien, porque entonces se hará él grande hasta los confines de la tierra.El será la Paz.



Zacarías 2, 14-17


Grita de gozo y regocíjate, hija de Sión, pues he aquí que yo vengo a morar dentro de ti, oráculo de Yahveh. Muchas naciones se unirán a Yahveh aquel día: serán para mí un pueblo, y yo moraré en medio de ti. Sabrás así que Yahveh Sebaot me ha enviado a ti. Poseerá Yahveh a Judá, porción suya en la Tierra Santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén. ¡Silencio, toda carne, delante de Yahveh, porque él se despierta de su santa Morada!

LA ANUNCIACIÓN
Pintura de CARAVAGGIO

Mateo 1, 1-16. 18-23 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto.

Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, -que traducido significa: «Dios con nosotros.»


LA ANUNCIACIÓN
Pintura de Caravaggio
Lucas 1, 26-38 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»



Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.

El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»


María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,- porque ninguna cosa es imposible para Dios.» 
-Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.

El NACIMIENTO DE JESÚS
Pintura de Bronzino

María, la «llena de gracia»
Catequesis de Juan Pablo II




LA ANUNCIACIÓN pintura de LORENZO LOTTO


En el relato de la Anunciación, la primera palabra del saludo del ángel -Alégrate- constituye una invitación a la alegría que remite a los oráculos del Antiguo Testamento dirigidos a la hija de Sión. Lo hemos puesto de relieve en la catequesis anterior, explicando también los motivos en los que se funda esa invitación: la presencia de Dios en medio de su pueblo, la venida del rey mesiánico y la fecundidad materna. Estos motivos encuentran en María su pleno cumplimiento.

El ángel Gabriel, dirigiéndose a la Virgen de Nazaret, después del saludo «alégrate», la llama «llena de gracia». Esas palabras del texto griego: «alégrate» y «llena de gracia», tienen entre sí una profunda conexión: María es invitada a alegrarse sobre todo porque Dios la ama y la ha colmado de gracia con vistas a la maternidad divina.La fe de la Iglesia y la experiencia de los santos enseñan que la gracia es la fuente de alegría y que la verdadera alegría viene de Dios. En María, como en los cristianos, el don divino es causa de un profundo gozo.

«Llena de gracia»: esta palabra dirigida a María se presenta como una calificación propia de la mujer destinada a convertirse en la madre de Jesús. Lo recuerda oportunamente la constitución Lumen gentium, cuando afirma: «La Virgen de Nazaret es saludada por el ángel de la Anunciación, por encargo de Dios, como "llena de gracia"».

El hecho de que el mensajero celestial la llame así confiere al saludo angélico un valor más alto: es manifestación del misterioso plan salvífico de Dios con relación a María. Como escribí en la encíclica Redemptoris Mater: «La plenitud de gracia indica la dádiva sobrenatural, de la que se beneficia María porque ha sido elegida y destinada a ser Madre de Cristo».

Llena de gracia es el nombre que María tiene a los ojos de Dios. En efecto, el ángel, según la narración del evangelista san Lucas, lo usa incluso antes de pronunciar el nombre de María, poniendo así de relieve el aspecto principal que el Señor ve en la personalidad de la Virgen de Nazaret.

La expresión «llena de gracia» traduce la palabra griega "kexaritomene", la cual es un participio pasivo. Así pues, para expresar con más exactitud el matiz del término griego, no se debería decir simplemente llena de gracia, sino «hecha llena de gracia» o «colmada de gracia», lo cual indicaría claramente que se trata de un don hecho por Dios a la Virgen. El término, en la forma de participio perfecto, expresa la imagen de una gracia perfecta y duradera que implica plenitud. El mismo verbo, en el significado de «colmar de gracia», es usado en la carta a los Efesios para indicar la abundancia de gracia que nos concede el Padre en su Hijo amado (cf. Ef 1,6). María la recibe como primicia de la Redención (cf. Redemptoris Mater, 10)

En el caso de la Virgen, la acción de Dios resulta ciertamente sorprendente. María no posee ningún título humano para recibir el anuncio de la venida del Mesías. Ella no es el sumo sacerdote, representante oficial de la religión judía, y ni siquiera un hombre, sino una joven sin influjo en la sociedad de su tiempo. Además, es originaria de Nazaret, aldea que nunca cita el Antiguo Testamento y que no debía gozar de buena fama, como lo dan a entender las palabras de Natanael que refiere el evangelio de san Juan: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (Jn 1,46)

El carácter extraordinario y gratuito de la intervención de Dios resulta aún más evidente si se compara con el texto del evangelio de san Lucas que refiere el episodio de Zacarías. Ese pasaje pone de relieve la condición sacerdotal de Zacarías, así como la ejemplaridad de vida, que hace de él y de su mujer Isabel modelos de los justos del Antiguo Testamento: «Caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor» (Lc 1,6).

En cambio, ni siquiera se alude al origen de María. En efecto, la expresión «de la casa de David» (Lc 1,27) se refiere sólo a José. No se dice nada de la conducta de María. Con esa elección literaria, san Lucas destaca que en ella todo deriva de una gracia soberana. Cuanto le ha sido concedido no proviene de ningún título de mérito, sino únicamente de la libre y gratuita predilección divina.

Al actuar así, el evangelista ciertamente no desea poner en duda el excelso valor personal de la Virgen santa. Más bien, quiere presentar a María como puro fruto de la benevolencia de Dios, quien tomó de tal manera posesión de ella, que la hizo, como dice el ángel, llena de gracia. Precisamente la abundancia de gracia funda la riqueza espiritual oculta en María.

En el Antiguo Testamento, Yahveh manifiesta la sobreabundancia de su amor de muchas maneras y en numerosas circunstancias. En María, en los albores del Nuevo Testamento, la gratuidad de la misericordia divina alcanza su grado supremo. En ella la predilección de Dios, manifestada al pueblo elegido y en particular a los humildes y a los pobres, llega a su culmen.

La Iglesia, alimentada por la palabra del Señor y por la experiencia de los santos, exhorta a los creyentes a dirigir su mirada hacia la Madre del Redentor y a sentirse como ella amados por Dios. Los invita a imitar su humildad y su pobreza, para que, siguiendo su ejemplo y gracias a su intercesión, puedan perseverar en la gracia divina que santifica y transforma los corazones.
L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española.

 MARIA
BENEDICTO XVI


EL NACIMIENTO DE JESÚS
Pintura de El Greco




Dos libros del teólogo Joseph Ratzinger, hoy papa Benedicto XVI, se funden en un solo opúsculo, “La bendición de la Navidad”, por la complementariedad de su contenido. Se trata de un pequeño libro con las enseñanzas sobre el Adviento y la Navidad.
Una mirada interior a la sorpresa y el misterio de que Dios se encarne en hombre.
Un bello librito en pasta dura, con la Anunciación de Fray Angélico en portada y otras numerosas ilustraciones en color en el interior, tomadas de célebres cuadros en la Historia del Arte: Jordaens, Rogier van der Weyden, Giotto di Bondone, Mathias Grünewald, Vittore Carpaccio, Martin Schogaguer y otros.
“Apareció la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres” recoge el versículo bíblico en el prólogo del libro primero. “Si la Pascua representa desde la perspectiva teológica el centro del año litúrgico, Navidad es la fiesta más humana de lafe, puesto que nos hace sentir de la manera más profunda la humanidad de Dios”, dice el prólogo del segundo libro en el opúsculo actual.
El libro de Herder acoge capítulos como: Una conversación de Adviento con enfermos”; “La genealogía de Jesús”; “El árbol de la vida”; “El buey y el asno en el pesebre”; La Nueva Estrella; la luz brilla en la tinieblas; “Y la palabra se hizo carne”.
Ratzinguer habla del nuevo comienzo de la humanidad por el sí de María, “prefigurado y dado de antemano en lo que una y otra vez se convirtió en Israel en un comienzo eficaz: la fe de las madres, la fe de los extranjeros” (referido a los Reyes Magos).
También aborda el tema de la Navidad de San Francisco de Asís, el santo que divulgó la catequesis de los “belenes” por el sur de Europa, recordando la celebración nocturna de los “pesebres” o “nacimientos”.
“Lo que motivaba a Francisco de Asís era el anhelo de cercanía, de realidad, el deseo de tener una vivencia muy presente de Belén, de experimentar de forma inmediata la alegría del nacimiento del Niño Jesús y de comunicar esa alegría a todos sus amigos”, escribía el Papa siendo cardenal.
“Somos demasiado soberbios para ver a Dios. Nos pasa como a Herodes” (…) “Nosotros vimos su gloria”, una mirada retrospectiva del discípulo, que afirma lo que sucedió en el encuentro con Jesús, explica el autor de “La bendición de la Navidad”.

ORACIONES DE INTERCESIÓN


POR EL INCREMENTO DE LA FE

¡Oh, Madre santísima!
Ruega por nosotros tus hijos a Nuestro Señor,
que nos mira desde el Pesebre,
para que por su Santo Espíritu renovemos e
incrementemos nuestra fe al Amor del Padre.

POR NUESTROS DOLORES Y PADECIMIENTOS

¡Oh, Madre del Verbo encarnado en Jesús!
Intercede por nosotros, la humanidad toda, por aquellos que le han reconocido y por los que aún no,
para que abriendo nuestros corazones, contemplando en el pesebre al más Humilde de todos,
aprendamos a través de nuestros dolores y padecimientos a encontrarnos en lo más profundo con
Jesús, Señor y Dios Nuestro, que siendo Dios encarnó en lo más humilde de la condición humana.

POR NUESTRO OLVIDO DE DIOS

¡Oh, Madre Nuestra, Madre de Dios!
tú que supiste seguirle como la más perfecta de los discípulos,
enséñanos a recorrer el camino de las huellas de Jesús.
Reconociendo en todo momento el accionar de Dios Padre y
su bendita presencia en el Hijo en todo momento.

POR NUESTROS ACTOS DE GRATITUD
¡Oh, Madre de Dios, Madre Nuestra, Madre del Verbo encarnado!
Tu que en tu canto de alabanza y adoración al Padre,
enterada por el ángel de que concebirías al Hijo en tu seno,
enséñanos a dar gracias con humildad por todo lo que significa
la Presencia de Cristo en nuestras vidas.


POR LA ENTREGA DEL AMOR DEL PADRE 
¡Oh, Madre Santísima, Virgen María, tú que en la anunciación
solo tu corazón y amor se movió en tu Si como respuesta,
ayúdanos a decir Si, al eterno amor del Padre, puesto de manifiesto
en el nacimiento de Jesús, para que derramándose en nosotros
lo entreguemos a toda aquella criatura que lleva su rostro,
porque todos hemos sido creados por él, y salvados por el inmenso amor de Jesús
muerto,resucitado y glorificado en la Cruz.

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