sábado, 18 de febrero de 2012

SANTA MARÍA DE BETANIA

 Santa María y Santa Marta con Jesús

Pintura de Jan Vermeer Van Delft

Hay mucho escrito sobre Santa María de Betania. Desde el punto de vista de la investigación de la Iglesia Católica, María la hermana de Lázaro sería la misma que enjugó con sus lágrimas los pies de Jesús y luego los ungió con el mejor perfume que disponía, cumpliendo no sólo con los honores de hospitalidad que eran norma en la tradición del pueblo judío ante un visitante cuando éste ceno en casa de ellas y su hermano Lázaro, sino reconociendo en él al Hijo de Dios, al Ungido de Dios, al Mesías y Salvador. Uniéndola así a María Magdalena, quién en definitiva no sería otra que la misma María hermana de Lázaro. Pero confundiéndola con la mujer pecadora que habiéndose enterado que Jesús iba a comer en casa de un fariseo, llegó, cayó a sus pies, y mientras lloraba intentaba secarlos con sus cabellos y luego ungirlos con perfume que llevaba.

Cómo no soy una investigadora ni especializada en las escrituras, no pudo decir si María de Magdala es María de Betania o María de Magdala es la mujer pecadora rescatada de su pecado por su Fe en Cristo.

Me inclino a tratar de extraer de estos pasajes a los que el Evangelio hace referencia, su actitud, su entrega, su amor y su disposición. Y contemplando el cuadro del maestro Jan Vermeer Van Delft sobre lo acontecido antes de la cena en casa de Lázaro con Santa María, Santa Marta y Jesús, me viene al alma una experiencia de calma, de sosiego, de paz. 

Ante la contemplación y recordando el pasaje y las palabras de Jesús a Marta, experimento el mismo llamado que debió haber sentido Marta de parte de su Señor. Mientras recapacitando en mi obrar, siento el llamado de Dios al encuentro con él a través de la oración, escucha de la Palabra de quién vino para enseñarnos El Camino de la Reconciliación al que estaba dispuesto el corazón de María hermana de Lázaro.

Se llena mi corazón de la serenidad del gozo de saber que Jesús, ya Cristo hoy para nosotros, nos modifica como a Marta y a María con su infinito amor. Aún cuando señala El Camino y el seguimiento del que anhela ser Discípulo verdadero del Mensaje de Dios. 

María de Betania deja crecer en ella lo que había sido dado por Gracia, el don de la fe, y en el gesto de la unción no sólo está el reconocimiento de su Señor y Salvador en Jesús, al Hijo de Dios, sino, también algo que muchas veces por lo menos a mi se me escapa: la disposición a través de la escucha de seguirle en la aventura de la salvación que Dios tiene soñada para toda su creación.

ORACIÓN POR INTERCESIÓN DE SANTA MARÍA DE BETANIA

Tú, que ungiste con tu llanto y el mejor perfume los amados pies de Jesús, se nuestra intercesora para que aprendamos a disponer de nuestro tiempo, haciendo un tiempo para estar con Él. Santa María de Betania, hermana de Marta y de Lázaro, ayúdanos a ser verdaderos testimonios del amor de Cristo, siendo capaces de atravesar por el dolor de las pérdidas humanas sabiendo que Cristo vivo está y con él toda la humanidad.
Que así como llama ardiente que atravesó tu corazón, su amor atraviese el nuestro y seamos cristos para nuestros hermanos y verdaderos testigos de su Resurrección.

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